Publicado por Carlos Raúl
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Cine

Cinco mitos de la prostitución en el cine

El cine siempre ha sido una ventana abierta a otros mundos, a otras realidades que tal vez tengamos más o menos cerca, dependiendo de nuestra situación y del tipo de película que veamos. Las de fantasía y ciencia ficción nos llevan a otros mundos, a otros lugares totalmente diferentes que a veces ni siquiera podíamos soñar. Las de comedia o drama sí que se acercan más a nuestro día a día, aunque en realidad se nutren de situaciones muy extremas, incluso inverosímiles. Porque por encima de todo, el cine es ficción. Incluso cuando cuenta historias cercanas que podrían pasarnos a cualquier de nosotros, y las muestra absolutamente realistas. Nos están contando algo que debe sustentarse en un conflicto, que debe enfrentar a sus protagonistas con situaciones complejas y complicadas, para hacerlos crecer. Es la vida misma, solo que llevada al extremo.

Por eso, en muchas ocasiones, el cine más que mostrar la realidad la representa con ciertos sesgos. Es habitual encontrar estereotipos y clichés en las películas comerciales, puesto que son lugares comunes que los espectadores ya conocen, y que saben asimilar de una manera mucho más sencilla. En los últimos tiempos se está intentando salir un poco de esa dinámica, pero lo cierto es que cuando se trata de películas de comedia, por ejemplo, estos clichés siguen muy presentes. También ocurre lo mismo en los dramas, por muy complejos que se vendan, puesto que al final la mayoría de ellos son bastante predecibles. Presentan protagonistas que suelen limitarse a cumplir con unos patrones concretos, que hacen que el espectador entienda desde el primer momento lo que está pasando. Hay que jugar a sorprenderle, pero no tanto con los personajes como  con la acción. El espectador debe sentirse identificado con el personaje que está viendo en pantalla, sentir empatía con él, para que toda la historia funcione. Esto lleva a que en muchas ocasiones se repitan estereotipos que no son ni mucho menos realistas, como ocurre con las prostitutas. Las trabajadoras sexuales han aparecido en multitud de películas cumpliendo con los clichés que se esperan de ella, y que el propio cine ha ayudado a construir, pero que quedan lejos de la realidad.

Las prostitutas son ingenuas y felices

El primero de ellos, y seguramente uno de los más importantes: las prostitutas son ingenuas, buenas e incluso felices, a pesar de la vida que llevan. Viviane, la protagonista de Pretty Woman, es el ejemplo perfecto de este rol, si bien es cierto que al menos le dieron cierto poso de profundidad. La protagonista de Irma la Dulce también representa a la perfección este cliché, el de la chica ingenua que acaba, por avatares de la vida, convertida en prostituta. No es que disfrute de su trabajo, aunque a veces parece que no le importa demasiado entregarse por dinero. Es la manera en la que ve la vida, ese optimismo que puede parecer desaforado, e incluso ingenuo, lo que marca su personalidad. La prostituta de buen corazón ha sido utilizada en muchas ocasiones, en distintos filmes, para blanquear en cierta manera este oficio.

Todas las trabajadoras sexuales toman drogas

Otro cliché habitual, especialmente cuando las películas son dramáticas, es ver a una prostituta consumiendo drogas. La que menos, totalmente alcoholizada y fumando como si no hubiera un mañana. Tampoco faltan las adictas a la cocaína y la heroína, que en muchas ocasiones se ven obligadas a prostituirse precisamente para pagarse esos vicios. Se presenta así a la prostituta como parte de un mundo absolutamente oscuro y corrompido por el crimen y los bajos instintos. Un mundo del que es muy complicado salir, no solo por la falta de oportunidades en otros sectores, sino también por esa dependencia y esas adicciones. Si bien es cierto que muchas prostitutas sí que son adictas en la realidad, cada vez son más las trabajadoras sexuales que prefieren no acercarse a las drogas, sabiendo del peligro que corren.

Acuden a fiestas con millonarios y famosos

Las mujeres de compañía, las escorts y las prostitutas VIP son también personajes populares en ciertas películas. Normalmente como secundarias, que aparecen en determinadas escena acompañando a protagonistas, en fiestas o eventos, como una tentación para ellos. Es una representación de ese otro mundo de la prostitución, donde las chicas son glamourosas y pueden ganar miles de dólares por noche. Un mundo que existe, pero que solo muestra su cara amable en el cine, y no las consecuencias de todos esos contactos. Las escorts están acostumbradas a moverse en esos ambientes donde todo es lujo, acompañando a hombres muy ricos que las llenan de regalos y atenciones. Pero si nos vamos a la realidad, menos del 1% de las trabajadoras sexuales pueden llegar a ese nivel.

Sueñan con un príncipe azul

Cuando la prostituta tiene un papel importante en la película, ya sea el de protagonista o el de una de las secundarias principales, se la suele mostrar como una chica romántica y enamoradiza. Esto entronca con el primer cliché que comentábamos, en el que la prostituta, más allá de su trabajo, se muestra con buen corazón, viviendo del sexo, pero con una ilusión inmensa a la hora de enamorarse de verdad. Es toda una contradicción que se suele salvar, precisamente, como parte del conflicto del personaje. La chica estará trabajando como amante profesional hasta que encuentre a un hombre que la “salve” de ese negocio. En muchas ocasiones, lo curioso es que ese hombre ha sido uno de sus clientes, que se acaba enamorando de ella. Esta historia es tan típica que la hemos visto en numerosas películas, y volvemos a utilizar Pretty Woman como el ejemplo absoluto. Por supuesto, la chica se enamora de un galán, un chico comprensivo, caballeroso, que la cuida y la protege. Un auténtico príncipe azul que incluso está dispuesto a olvidarse del trabajo de ella, para vivir felices para siempre.

Finales felices… o trágicos

Y ese es el último gran cliché que hemos recogido dentro de la prostitución en el cine, el del final feliz de la chica, si la película es una comedia romántica, o trágico, si es un drama. En los thrillers y películas de acción, de hecho, las prostitutas muchas veces se limitan a aparecer como víctimas, daños colaterales en la lucha entre bandas… No son pocas las historias en las que los crímenes comienzan con el asesinato de una de estas chicas, paso previo a la desaparición de otras jóvenes. Si bien la prostitución es un negocio complejo y peligroso, ya que está muchas veces relacionado con el mundo del crimen, las prostitutas saben protegerse solas y de hecho, es habitual que sus proxenetas también las protejan, ya que son parte imprescindible del negocio. En cuanto a los finales felices, como ocurre con cualquier otra parte de la vida, son cada vez más escasos. ¿Hay prostitutas que se han enamorado de sus clientes ricos y han terminado por dejar sus servicios y casarse con ellos? Por supuesto que las habrá, pero desde luego no es lo habitual.