La creación de mundos mágicos, misteriosos y totalmente diferentes a nuestra realidad ha sido una constante en la literatura, especialmente en los géneros de fantasía y ciencia ficción, donde hemos podido recorrer tierras extrañas y lejanas, tanto en el espacio como el tiempo. Hemos paseado y luchado en la Tierra Media de la mano de J.R.R. Tolkien, y hemos vivido las intrigas palaciegas y los enfrentamientos más letales en Poniente junto a George R.R. Martin. Hemos visitado también otros mundos mágicos dentro del nuestro, como el que J,K. Rowling desarrolla en su saga Harry Potter, y hemos viajado al espacio en infinidad de ocasiones para conocer nuevos planetas, galaxias lejanas y sistemas siderales que esconden secretos increíbles. En uno de esos mundos galácticos podemos ubicar la saga Dune, una de las más complejas, extensas y populares dentro del mundo de la ciencia ficción desde que su novela inicial, Dune, fuera publicada en 1965 por el autor norteamericano Frank Herbert.

El novelista creó aquella primera novela a lo largo de un par de años, pero pronto entendió que tenía mucho que contar sobre la historia de Arrakis, las casas enemigas que conformaban la realeza del planeta y todo el entorno que les rodeaba. Con una imaginación privilegiada y una complejísima estructura de relaciones familiares a lo largo de muchos siglos, Herbert fue tejiendo el telar de Dune durante sus últimos veinte años de vida, y aunque en un principio imaginó la saga como una trilogía, su enorme éxito le llevó a desarrollar más libros e historias en torno a ese universo que había creado, casi sin pretenderlo, y que se estaba convirtiendo en una auténtica referencia ya en los años 70 y 80 para todos los apasionados de la ciencia ficción y la fantasía, puesto que en la saga se funden en realidad estos dos géneros. La próxima adaptación cinematográfica de la primera novela, a cargo del canadiense Denis Villeneuve, ha vuelto a traer a la actualidad esta saga, y aquí te damos algunos consejos para poder leerla en el orden más conveniente.

La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido. Esta frase, tan rimbombante como cierta, la escribió uno de los mejores autores de terror de todos los tiempos, un norteamericano que consiguió darle una vuelta de tuerca al género y llenó nuestras pesadillas de terrores cósmicos y horrores primigenios. Su nombres es Howard Phillip Lovecraft y es considerado como uno de los grandes genios del terror, un revolucionario que, seguramente junto a Edgar Allan Poe y Stephen King, formen el triunvirato más importante de este género oscuro y aterrador, al que Lovecraft le añadió un poco de horror cósmico, algo que hasta ese momento apenas se había explorado.

El autor de Providence siempre ha sido una figura importante dentro del género de terror, pero es en estos últimos tiempos cuando su figura está siendo más reivindicada a través no solo de los amantes del terror o la ciencia ficción, sino del resto de lectores. Te guste más o menos su prosa ampulosa y oscura, todos debemos reconocer la influencia de Lovecraft en el terror que ha surgido en la segunda mitad del siglo XX. Sus mitos de Cthulhu son solo la punta del iceberg de su producción literaria, compuesta a través de un  universo propio con sus reglas marcadas, su panteón de dioses horripilantes y sus historias extrañas. La locura entendida como única posibilidad ante el horror inescrutable y la visión del ser humano y del planeta Tierra como una pequeña e insignificante mota de polvo en el tablero de ajedrez de unos dioses casi inconcebibles han hecho de Lovecraft un autor ineludible en la literatura contemporánea.

A lo largo de las últimas décadas han sido muchas las mujeres escritoras que han conseguido destacar gracias a su talento y a sus magníficas obras, poniendo énfasis en la visión femenina de cualquier historia. No lo tenían fácil, desde luego, porque el machismo también existía y sigue existiendo a día de hoy en la literatura. Pero si hay algo peor que ser mujer, es ser mujer afroamericana, como Toni Morrison, una de las escritoras más importantes del siglo pasado, que tuvo que vérselas con la sociedad de su tiempo no solo para poder editar sus novelas, sino también para poder estudiar y llegar a convertirse en una escritora de auténtico éxito.

Cuando comenzó a estudiar, a finales de los años 40, la joven Toni Morrison vivió en sus carnes la segregación racial, algo que le afectó aún más siendo mujer. Años más tarde, después de trabajar dando clases en diferentes escuelas, consiguió un trabajo como editora en Ramdom House, una de las casas editoriales más importantes del mundo. Su verdadero éxito llegaría ya pasados los 40, cuando lanzó su primera novela, Ojos Azules, que se convirtió al instante en un best seller y en una obra de culto, marcando el estilo que posteriormente seguiría la autora, y llegando a convertirse incluso en uno de esos clásicos de la literatura norteamericana aplaudido hoy en día por todo el mundo.