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    Cine

    Cinco mitos de la prostitución en el cine

    El cine siempre ha sido una ventana abierta a otros mundos, a otras realidades que tal vez tengamos más o menos cerca, dependiendo de nuestra situación y del tipo de película que veamos. Las de fantasía y ciencia ficción nos llevan a otros mundos, a otros lugares totalmente diferentes que a veces ni siquiera podíamos soñar. Las de comedia o drama sí que se acercan más a nuestro día a día, aunque en realidad se nutren de situaciones muy extremas, incluso inverosímiles. Porque por encima de todo, el cine es ficción. Incluso cuando cuenta historias cercanas que podrían pasarnos a cualquier de nosotros, y las muestra absolutamente realistas. Nos están contando algo que debe sustentarse en un conflicto, que debe enfrentar a sus protagonistas con situaciones complejas y complicadas, para hacerlos crecer. Es la vida misma, solo que llevada al extremo.

    Por eso, en muchas ocasiones, el cine más que mostrar la realidad la representa con ciertos sesgos. Es habitual encontrar estereotipos y clichés en las películas comerciales, puesto que son lugares comunes que los espectadores ya conocen, y que saben asimilar de una manera mucho más sencilla. En los últimos tiempos se está intentando salir un poco de esa dinámica, pero lo cierto es que cuando se trata de películas de comedia, por ejemplo, estos clichés siguen muy presentes. También ocurre lo mismo en los dramas, por muy complejos que se vendan, puesto que al final la mayoría de ellos son bastante predecibles. Presentan protagonistas que suelen limitarse a cumplir con unos patrones concretos, que hacen que el espectador entienda desde el primer momento lo que está pasando. Hay que jugar a sorprenderle, pero no tanto con los personajes como  con la acción. El espectador debe sentirse identificado con el personaje que está viendo en pantalla, sentir empatía con él, para que toda la historia funcione. Esto lleva a que en muchas ocasiones se repitan estereotipos que no son ni mucho menos realistas, como ocurre con las prostitutas. Las trabajadoras sexuales han aparecido en multitud de películas cumpliendo con los clichés que se esperan de ella, y que el propio cine ha ayudado a construir, pero que quedan lejos de la realidad.

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    Cine

    South Park, ¿cómo fueron los inicios de esta serie?

    La animación siempre ha sido considerada como un género aparte, y normalmente encaminado hacia los niños. Los dibujos animados siempre han buscado un público habitualmente infantil, aunque es cierto que hay viñetas en los periódicos y tiras cómicas ya a principios del siglo XX que no eran precisamente para menores… El caso es que desde los años 70 y 80, muchos creadores están atreviéndose a realizar comedias desenfadadas y adultas en este formato de animación, aprovechándose de que los dibujos suponen una mejor fórmula para ciertas tramas locas y absurdas. En las últimas décadas hemos podido disfrutar de series como Futurama, Padre de Familia, American Dad, Bojack Horseman o Los Simpson, seguramente la que dio el pistoletazo de salida a principios de los 90, para crear el resto.

    Estas series animadas no van encaminadas a un público infantil, sino más adulto, como poco adolescente. Sus capítulos tratan historias mucho más adultas y complejas, y además suele haber un humor ácido, a veces incluso escatológico o sexual, que evidentemente no es apropiado para los más pequeños. Pero si hay una serie que ha hecho de lo  políticamente incorrecto su bandera y ha roto todos los límites, esa es South Park. A lo largo de sus ya 23 temporadas, la serie norteamericana ha levantado muchísima polémica por su lenguaje soez, su violencia desaforada y su humor políticamente incorrecto, muchas veces en boca de cuatro pequeños niños, los protagonistas de la historia, que no son precisamente un buen ejemplo para los más pequeños. El éxito de la serie ha sido brutal y hoy por hoy se puede ver en todo el mundo, habiéndose convertida en una serie de culto.

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    ‘Erase una vez en Hollywood’, la última obra maestra de Tarantino

    Hay directores que son un seguro en taquilla, porque cada película que producen es un éxito asegurado. Hay auténticos reyes Midas en esto del cine, como George Lucas, Steven Spielberg o más recientemente, Christopher Nolan. Suelen ser directores muy diferentes al resto, con una forma única de rodar y de contar historias. Y aunque hay maestros del montaje, de la escenografía, de la dirección de actores… pocos se pueden comparar con la arrebatadora pasión que levanta Quentin Tarantino entre los amantes del séptimo arte, como un director de culto al que estamos viendo hacer historia en la gran pantalla cada pocos años.

    Distinto al resto, diferente y muy suyo, la genialidad de Tarantino reside precisamente en eso, en crear un estilo propio a base de referencias del cine y la cultura pop. Ávido cinéfilo desde su más tierna infancia, el trabajar en un videoclub durante muchos años le permitió adquirir una gran cultura audiovisual, que luego puso en práctica en su primera película Reservoir Dogs, un thriller ultraviolento que levantó tantos aplausos como ampollas en su presentación en Cannes. Luego llegaron Pulp Fiction, Malditos Bastardos, Los Odiosos Ocho, Django Desencadenado o Kill Bill. Su última película es Erase una vez en Hollywood, una historia sobre la meca del cine a finales de los 60, con un reparto estelar.

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    La Casa de Papel y su inesperado éxito a nivel mundial

    España siempre ha sido un país con muy buenas series de televisión, aunque la mayoría de ellas solo han llamado la atención dentro de nuestras fronteras. Desde aquellas Historias Para No Dormir del genio Chicho Ibáñez Serrador hasta la inolvidable Verano Azul de Antonio Mercero, que tiempo después creó también la entrañable Farmacia de Guardia. Series para todos los gustos, pero como decimos, centradas en el público español, algo lógico por otra parte. Antes, las series españolas tenían que competir con otras como Colombo, Vacaciones en el Mar o El Coche Fantástico.

    Ahora parece que las series españolas están empezando a sacar la cabeza a nivel internacional gracias sobre todo a su emisión en algunas plataformas de streaming a nivel mundial. El ejemplo más claro lo tenemos en la ficción La Casa de Papel, un proyecto ideado por Alex Pina, asiduo creador de series para distintas cadenas españolas, que construyó un perfecto artefacto donde la adrenalina va a mil en todo momento, donde hay crítica social, buenos personajes y sobre todo, mucho conflicto. Su emisión en abierto en Antena 3 llamó la atención, pero su verdadero éxito global llegó gracias a Netflix, que se ha encargado de producir las dos últimas temporadas, convirtiendo a la serie en un auténtico fenómeno.